Una de las cosas que me han dicho desde pequeña, es que en cuanto a trabajo, debo, aún con el dolor de mi alma, hay que partir a donde éste se encuentre, ya sea en el mismo país en una ciudad lejos de mi casa, o irme fuera del país. Ahora, yo no me niego a esa posibilidad, de hecho, me encantaría irme al sur de Chilito lindo, pues me encanta, sus paisajes, lindos bosques y lagos, por lo que no tendría ningún problema en tomar mis petacas y salir no más, considerando además, que mi profesión no traería a mis bolsillos un sueldo austero que digamos, lo cual no deja de ser un motivante incentivo. Pero al pensar en esto, se me vino a la mente qué pasaría si a una persona que tiene fuertes bases en un lugar preciso, la ciudad donde se encuentra su familia y su hogar, tiene que partir por la necesidad de trabajar. Específicamente, existen trabajos que son por faenas, donde una empresa lleva un grupo de trabajo a un lugar determinado para la ejecución de cierta obra. Un Ingeniero Civil, por ejemplo, que debe supervisar la construcción de una represa en los escondidos rincones de la linda cordillera y que eso le signifique estar fuera de su casa aproximadamente tres años, por decir algo. Hay tratos laborales donde los contratistas tienen a su "gente" cierto número de días en el mes, trabajando de forma continua, y el resto de los días lo dan libre (20/10: 20 días trabajados, 10 días libres, por ejemplo).
La realidad individual de cada trabajador es determinante en estos casos, porque, yo misma por ejemplo, no tengo grandes ataduras que digamos, pues recién estoy empezando e irme de la casa produciría en mí nada más que el dolor de ya no vivir más con los papás, pero es una etapa por la cual todas las personas pasamos (bueno, casi todas), pero no he forjado bases propias acá, aparte de mis padres, nadie más lloraría mi partida, pero qué pasa con una persona que tiene familia, que tiene hijos, ¿vale la pena "dejarlos" por trabajo?
Cómo en muchas ocasiones, no creo que haya respuesta a este tipo de situaciones, pues depende mucho de cómo se tomen la vida las personas, y como dije antes, según también la realidad; ir de pueblo en pueblo por trabajo puede ser entretenido para algunos, pero para otros puede ser un verdadero martirio.
La realidad individual de cada trabajador es determinante en estos casos, porque, yo misma por ejemplo, no tengo grandes ataduras que digamos, pues recién estoy empezando e irme de la casa produciría en mí nada más que el dolor de ya no vivir más con los papás, pero es una etapa por la cual todas las personas pasamos (bueno, casi todas), pero no he forjado bases propias acá, aparte de mis padres, nadie más lloraría mi partida, pero qué pasa con una persona que tiene familia, que tiene hijos, ¿vale la pena "dejarlos" por trabajo?
Cómo en muchas ocasiones, no creo que haya respuesta a este tipo de situaciones, pues depende mucho de cómo se tomen la vida las personas, y como dije antes, según también la realidad; ir de pueblo en pueblo por trabajo puede ser entretenido para algunos, pero para otros puede ser un verdadero martirio.
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