Siendo una mujer que ha pasado la mayoría de sus años estudiando (no he parado desde los 5 añitos), el asunto de la vocación siempre fue un tema para mí, ya que no quería estudiar una carrera la cual sintiera en algún momento que no fuera para mí, y debo reconocer que en más de una ocasión he tenido esa sensación, de preguntarme qué diablos estoy haciendo aquí, pero por otro lado, me encanta mi carrera, lo que abarca y todo lo que he aprendido en ella.
Ahora, sin embargo, igual creo que muchas personas entran a una carrera por moda y por los ingresos que ésta pueda darles, y quizás yo misma no tengo la entereza moral para reprochar ésto, cuando más de una vez pensé entrar en alguna pedagogía, con lo que seguramente a estas alturas ya estaría trabajando en algún establecimiento de esta región, pero en la época de las decisiones, nunca lo tomé seriamente, y mi infinito amor a los números (matemáticas, no sólo dinero) siempre mantuvo como mi norte Ingeniería; y porque no decirlo, también los ingresos monetarios, lo que no está mal disfrutar cuando una trabaja en lo que le gusta y le costó tanto sacar adelante.
Volviendo al tema de la vocación, y ésta es una opinión ultra extremadamente personal, reconozco que cierta aversión a algunas carreras quizás nunca se me vaya a quitar, en especial aquellas que implican una gran vocación de servicio, como la medicina y las de servicio social. No estoy diciendo con esto que estos profesionales hagan mal su trabajo o entreguen un mal servicio, pero hay carreras, como mencioné antes, que se convirtieron en algún momento en un boom, en moda, como la Psicología. Todo liceano quería entrar a la U y estudiar Psicología, y para mí esta carrera, lo cual puede sonar muy descabellado, requiere una vocación similar a la de un sacerdote, en el sentido de entrega total para ayudar a una persona, pues el área de trabajo es el comportamiento de una persona y con ello también las emociones de ésta. Por esta misma razón, también dudo en la mayoría de los casos de la vocación sacerdotal, viéndola como último recurso al que acuden algunas personas.
Hablar de vocación es difícil, pues también pienso que muchas personas nunca sienten ese llamado para dedicarse a algo, yo misma, nunca lo sentí así, pues opté por una carrera que no conocía muy bien, basándome en un gusto en particular y que me fue agradando por el camino. Pero sí puedo decir que me gusta Ingeniería Civil Industrial, aunque se me vaya en collera algunas veces.
Ahora, sin embargo, igual creo que muchas personas entran a una carrera por moda y por los ingresos que ésta pueda darles, y quizás yo misma no tengo la entereza moral para reprochar ésto, cuando más de una vez pensé entrar en alguna pedagogía, con lo que seguramente a estas alturas ya estaría trabajando en algún establecimiento de esta región, pero en la época de las decisiones, nunca lo tomé seriamente, y mi infinito amor a los números (matemáticas, no sólo dinero) siempre mantuvo como mi norte Ingeniería; y porque no decirlo, también los ingresos monetarios, lo que no está mal disfrutar cuando una trabaja en lo que le gusta y le costó tanto sacar adelante.
Volviendo al tema de la vocación, y ésta es una opinión ultra extremadamente personal, reconozco que cierta aversión a algunas carreras quizás nunca se me vaya a quitar, en especial aquellas que implican una gran vocación de servicio, como la medicina y las de servicio social. No estoy diciendo con esto que estos profesionales hagan mal su trabajo o entreguen un mal servicio, pero hay carreras, como mencioné antes, que se convirtieron en algún momento en un boom, en moda, como la Psicología. Todo liceano quería entrar a la U y estudiar Psicología, y para mí esta carrera, lo cual puede sonar muy descabellado, requiere una vocación similar a la de un sacerdote, en el sentido de entrega total para ayudar a una persona, pues el área de trabajo es el comportamiento de una persona y con ello también las emociones de ésta. Por esta misma razón, también dudo en la mayoría de los casos de la vocación sacerdotal, viéndola como último recurso al que acuden algunas personas.
Hablar de vocación es difícil, pues también pienso que muchas personas nunca sienten ese llamado para dedicarse a algo, yo misma, nunca lo sentí así, pues opté por una carrera que no conocía muy bien, basándome en un gusto en particular y que me fue agradando por el camino. Pero sí puedo decir que me gusta Ingeniería Civil Industrial, aunque se me vaya en collera algunas veces.
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